lunes, 24 de junio de 2013

Un coche en la noche

En la horas profundas de sueño le asalta el mismo pensamiento. Un coche se desliza, veloz y silencioso,  por la calle donde todos duermen, donde todos se hallan en la fase cuatro ( sueño delta ), en la que cuesta mucho despertar. Todo está iluminado pero para él solo brilla el vehículo ocupado por varias personas adultas y un niño pequeño, muy enfermo, del que todos están pendientes.
Van en busca del médico a ver si consigue atajar el mal.  Es el facultativo de toda la vida, al que acuden de día y de noche, cuando nace un nuevo miembro de la saga, cuando  el padecimiento reclama alivio y cuando la muerte merodea por los alrededores, sigilosa y calladamente para sorprenderlos en la inopia. Esta vez, no lo conseguirá. Hay muchas manos implorando por el doliente de pocas lunas. Loado sea Dios.


otiliaseijas@gmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Rezaré por él.