Estábamos desanimadas, mi amiga Uxía y yo, porque recorríamos siempre los mismos caminos, transitados unos , desiertos los otros, pero todos con idéntico estilo, y empezamos a sentir la necesidad de buscar algo diferente con el fin de variar de horizonte y contemplar paisajes nuevos.
Cerca de nosotros encontramos una impecable vía cuyas orillas estaban recién arregladas y con gran esmero. Como son bastante vagos los peones camineros de por aquí, me extrañó esa actitud .- Hoy se habrán puesto las pilas,-dije yo-y por alguna razón será. Quizá va a celebrarse una fiesta y quieren tenerlo todo muy curioso.
- Sí. contestó Uxia - debe ser eso porque mira como aquellos bombillitas de colores colgando de cables, y fíjate allá abajo como están enganchadas también banderitas. Es lo que tu dices, van organizar una romería.....o ya la organizaron.
Entonces caí en la cuenta de que Santa María de la Cabeza, esposa de San Isidro Labrador, había hecho acto de presencia en el lugar, y, como estuve ausente, no me enteré, pero las señales estaban aún allí. Decidimos ir hasta la preciosa capilla de la Santa, y descubrimos un nuevo sendero lleno de luz y encanto. Regresamos renovadas como si aquella expedición nos transformara y diera vitalidad.
lunes, 3 de junio de 2013
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