jueves, 13 de diciembre de 2012

La extraña tonadilla

Era una canción extraña y antigua, no creo que en ninguna parte la entonasen para jugar al corro pero en aquella calle, sí porque era diferente. Todos los niños tenían entusiasmo por leer libros, fueran o no cuentos, en cambio en otras correderas solo querían divertirse.
La tonadilla que cantaban decía así:
       Canta el canto de seis peniques
        del puñado de laurel
         de los veinticuatro mirlos
         cocidos en un pastel.

                     Bajaba por la calle una "gachí" que acababa de estrenar vivienda en aquel lugar, bajó  y se quedó mirando para las niñas de la rueda, y sobre todo aguzó el oído para escuchar la letra extraña que le daba un poco de miedo. Era tan alta la mocita que parecía que llevaba zancos. Invitada por ellas se incorporó al juego y preguntó quién había inventado aquella canción que, desde luego, no era de corro
. Una niña pequeña, le explicó que a su hermana mayor le gustaban las novelas y en una de ellas venía la tonadilla.No será de corro pero puede ser de cuna¡ qúé más da !. Habla de un pinche de cocina que llevaba en la cabeza una cesta y en ella un pastel con veinticuatro mirlos cocidos.
Le habían pagado por llevar el pastel, seis peniques. En un momento dado algo le empezó a morder un dedo  y él bajó la cesta y vio un enorme ciervo volante que en Galicia llamamos vacaloura. Era negro como la noche y el pinche se asustó, dejó la cesta y su contenido tirado en el suelo. Escapó lanzando alaridos y toda la gente miraba asombrada para él. Y de ahí surgió la canción del corro.
¡Ay, a mí me dan miedo los ciervos volantes, son grandes, gordos y negros !.
Pues no es para tanto....
                   Una por una se fueron marchando. Antes de que Catalina contara la historia, nadie tenía
temor a las vacaslouras, mas, ahora conocida la realidad, a todas les temblaban las piernas y  miraron debajo de la cama cuando se fueron a acostar.

                                                                                                              otiliaseijas@gmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es un relato con un incipiente grado de sugestión y suspense.


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