jueves, 25 de septiembre de 2008

Un asunto puntilloso

No sé si les conté a vds que hace años, formando parte de una excursión, visité una ciudad flamenca apacible solo en apariencia porque, bajo sus aires adormilados, cobijaba una guerra sin cuartel. La producción de la puntilla, gran tradición local y principal atracción turística de la región, es el origen de vivas tensiones entre partidarios de la producción en esa ciudad y adeptos de deslocalizarla. Para las miles de personas que se encuentran todos los meses de Agosto en este lugar, esto no supone ninguna diferencia puesto que las etiquetas no indican la procedencia de los productos que ellos compran. Una vendedora opinaba que se engañaba al cliente vendiendo sucedáneos por productos auténticos pero los demás artesanos rechazaban este ataque haciéndole saber que, ante la ley, esta mentira por omisión es perfectamente legal pues no se refiere a la procedencia geográfica, sinó a la técnica empleada y al diseño utilizado.
Como estaban de moda los "tapetes" o mantelitos para adornar el hogar, todas hicimos buen número de adquisiciones para regalar a familiares o amigos y aquellos artesanos realizaron un buen negocio con lo que, dejaron de discutir y pusieron los francos a buen recaudo. Por muy cuestionada que fue la vereda, nadie malvendió ni una cinta de seda. Y eso es lo importante, lo demás pasa a un segundo plano. Un viaje placentero e inolvidable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ciudad flamenca? Flandes es Bélgica!!! Que despues empiezan como los vascos, o como los de aquí, menos mal que Feyjó los va a poner en su sitio.