Miro las aguas
desbordadas,
hipnotizada, atraída
por esas voces que arrastran
entre las piedras lamidas.
Desde el camino,
hollado por las pisadas,
escucho los quejidos
de las hojas caídas
en las aguas agitadas.
Por la floresta
las aguas bajan,
y la maleza suspira ,
sedienta por la sequía
marchita por las heladas
En el bosque dormido
musitan a mi oido
secretos y tramas
¡Ay quién pudiera
confortar esas vocc s cansadas!
Otilia Seijas G.
lunes, 25 de febrero de 2008
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1 comentario:
Es pura prosopopeya.Muy fuerte.
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