miércoles, 21 de enero de 2015

Pereza y nostalgia, mantienen los adornos inmóviles

No se lo van a creer pero los adornos navideños continúan en el mismo sitio que estaban por Nochebuena. Nos da pereza quitar de su escaparate el Nacimiento, porque no hay nada parecido que llene ese vacío. Los lazos rojos, agarrados amorosamente a los candelabros, obsequio de nuestros provectos, no hay forma humana de quitarlos. Las luces del huerto, siguen enroscados en el olivo porque, en cierto modo, prolongan la luz y el resplandor del día. Todas las
noches debatimos la forma de deshacer el señorial montaje sin que se nos parta el corazón.¿ Y el árbol de Navidad con su deliciosa decoración?, ídem de lienzo. Hay que decidirse de una vez pues nos arriesgamos a que todo lo que hay alrededor, que tampoco queremos tocar, crezca desmesuradamente y la casa quede sin visibilidad, como en aquel cuento mítico en el que había una mansión, escondida por el boscaje,y que nadie encontró hasta que un hidalgo perdido dio con ella,¡ Cielos !. otiliaseijas@gmail.com

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